lunes, 4 de abril de 2011

DIGNIDAD

Preciosa la palabra.
Incluso desde el ámbito jurídico: Aquello que se tiene cuando no nos dejamos guiar por nuestra forma de ser y si por nuestros actos. Aquellos actos que repercuten en las demás personas o en el mismo entorno que nos rodea.
¿Somos merecedores de respeto por el acierto de nacer?
Cuando era pequeño, recuerdo que me llamo la atención una serie de televisión basada en un libro que todos hemos leído aunque no tengamos pantallas en casa. "Raíces". En ella un escritor encontró sus orígenes. Nunca olvidare aquellos gritos:  ¡ KUNTA KINTE, TE HE ENCONTRADO !
Me llamaba la atención que jamás se referían a estos señores de color como personas. Siempre como animales. ¿Justificación?
Recuerdo ahora también una de mis últimas entradas donde después de leer un libro, reflexioné sobre aquella sociedad alemana, tan culpable como justificadamente protagonista del exterminio nazi.
¿Educación?
En estos últimos días he aprendido lo que es la dignidad. Me han dado una lección de la misma. Me han enseñado educación. Y sorprendentemente, todavía estoy "viendo bichos". ¿La dignidad como forma de vida ? Viendo bichos.
También me han mostrado lo vasto, lo cutre, lo interesado, lo malévolo. Me han plantado delante, el interés únicamente personal y la indignidad. He vuelto a ver la amenaza y la altanería infundada de repugnantes seres sin principios y sin valores.
He conocido y tratado con gente que solo conoce esa palabra por su diría yo significado antropológico. Individuos que hacen su dignidad como creencia un derecho casi constitucional cuando no se merecen nada.
Va por ti y claro que también (lo rojo) va por vosotros.
Y aprovecho para recordar a Stephane y sus historias con la "dignidad".
Ayer comenté: ¿No puedo sentirme indignado por no ganar un millón?
Legible y entendible, ¿no?

2 comentarios:

  1. Pues sólo el que sabe y puede gobernarse a sí mismo, según un principio racional, resulta "señor de sus acciones" y en consecuencia, al menos parcialmente, un sujeto libre; al regular su comportamiento según normas propias, según el significado etimológico de la voz griega 'auto-nomía', ya no es un mero súbdito, ya no está bajo el dictado de otro, sino que es un ciudadano. HAY QUE INDIGNARSE POR TODOS LOS CIUDADANOS Y CIUDADANAS QUE SIENDO SEÑORES DE SUS ACCIONES HACEN QUE RECORDEMOS QUE NADA ES MÁS IMPORTANTE QUE LA DIGNIDAD.

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  2. Cada vez cuesta más entenderte... tuve que leerlo un par de veces...
    saludos tron

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