martes, 3 de mayo de 2011

MENUDOS HIJOS DE PUTA

La madrugada del 5/30 celebramos una efeméride importante
con la muerte del líder de Al Qaeda.


Después del atentado de Nueva York, solo había un sitio en la cabeza del terrorista para permanecer en los meses siguientes. La Cordillera de Pamir era segura por razones obvias. Respetando fronteras se podía permanecer en ella sin salir de zona afgana y allí, con una logística feudal, aguantar con la seguridad de que los servicios secretos americanos no arriesgarían una operación que podía entrar en conflicto con los intereses chinos.

En la misma frontera de la potencia asiática, paso los primeros tiempos mientras nosotros maquillábamos y a la baja, considerablemente, el número de víctimas, a la vez que recogíamos escombros en la zona cero.

Escuché el discurso del presidente americano, en el que lejos de explicar la operación militar en su aspecto técnico, como sucede en este tipo de ocasiones, dedicó los primeros seis minutos de su intervención, para recordar lo que pasó aquel inolvidable 9/11. Dejó a un lado los medios y las formas tan criticadas por la opinión pública sobre las actuaciones de los gobiernos en temas de terrorismo.


Tengo serias dudas sobre si a cualquier otro servicio de inteligencia no hubiera tardado menos en dar con el que hoy en día ya es en el mejor de los casos para el y sus seguidores, Shaid por excelencia de todo el terrorismo árabe. Su radicalidad siempre proclamó su país de origen como el único realmente musulmán, lo que no estableció afecto a su alrededor en un principio y en su fondo siempre pretendió conseguir el regreso de las derogadas y arcaicas hasta entre los árabes, leyes Sharias.


Este par de días me he dado una vuelta por las redes sociales y he tratado de entender el pensamiento de la sociedad, que por medio de cartas tipo y de opiniones parece que hoy si aprueba la intervención armada fuera del contexto legal o como defensa de nuestro suelo. Hoy un acto de guerra, la invasión de un estado y el incumplimiento de la ley que habilita canales para la identificación, detención y proceso de un terrorista se miran desde otro prisma y eso me hace profundamente feliz.


Mi enhorabuena a los virginianos. Han sido lentos, pero a los diez años han conseguido cumplir el objetivo.
Hagamos cábalas. Vamos a plantear un cambio de escenario. Cambiamos de coordenadas y nos imaginamos una operación conjunta en la que fuerzas de seguridad del estado español con apoyo de la inteligencia se coordinan desde Las Rozas y con conocimiento de los ministerios pertinentes. En esa operación dos Unidades de Intervención Policial entran en un piso donde se encuentran tres etarras. Uno de los cuales, el mas cercano a la entrada esta armado con una MG-3 y los otros dos portan 9 milímetros. En la operación mueren los tres terroristas y los dos subinspectores, así como los oficiales y los doce policías salen ilesos y con la satisfacción de haber cumplido con su deber. A posterior en las habitaciones aledañas se encuentran doscientos kilos de sustancias explosivas, además de cordón, detonadores, placas de matrícula falsas y documentación con pruebas de la inminente colocación de una bomba en lugar público.


¿Cuántos años se pasa en Estremera el jefe de la operación? ¿Procesamos a la persona de Antonio Camacho? ¿Pedimos la cabeza de Rubalcaba y por extensión de Jose Luis Rodriguez Zapatero?
La autoría y la responsabilidad de lo que podríamos llamar "ejecución no democrática" perpetrada en Pakistán, recae sobre Barak Obama. A mí me gustaría que bajo las mismas reglas, terminemos en nuestro país con el terrorismo.

¿Tampoco estamos en sintonía con mi argumento?


Nota 1. Para escribir esta entrada, busqué toda la información en Internet.








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