martes, 13 de septiembre de 2011

La Odisea


¿Salir del euro? ¿A quién se le ha ocurrido decir semejante barbaridad respecto del futuro de Grecia? En todos los gremios existen los malos y los buenos profesionales. Pero lo peor está por llegar cuando todos nos ponemos a opinar de cualquier tema y exceptuándome a mí, que lo hago por insomnio y prescripción médica, nos queremos poner en la piel del licenciado en materias que hacemos volubles y dar nuestros consejos. Lo peor, llega como valor añadido cuando lejos de ser un mero entretenimiento, enlatamos una idea y la llevamos hasta el final, aunque no tengamos ni pajolera idea de lo que estamos diciendo.
En varias ocasiones, estos días, he escuchado soluciones para el problema griego. En definitiva, y según los entendidos, parece que los Helenos deben salirse del sistema monetario europeo y volver a emitir el nuevo dracma. Otros eruditos abogan por la condonación de la deuda en su totalidad y luego están los matemáticos que son capaces de calcular con perdón, el perdón en porcentajes. Es cuanto menos gracioso. Muy gracioso. Pero lo cierto, y eso es lo verdaderamente vergonzoso, es que los mismos mercados financieros se mueven por el fango y los siempre depredadores lucios de agua dulce han aprendido a desenvolverse por esos entornos, haciendo un agosto de cada sesión bursátil. Las empresas pierden una media del 15 % en beneficios y la respuesta es que los mercados descuentan el triple. Asesores financieros recomiendan comprar gangas y especialistas financieros, que no debe de ser lo mismo, abogan por una venta agresiva. Trichet lo pone negro pero garantiza que no entraremos en recesión. Arriba y abajo, blanco y negro. Cada día es como si un desorganizado Viet Cong convirtiera en caos la tranquilidad de cualquier compañía aerotransportada del ejército gringo. Hoy me pasa como cuando era mas pequeño y me levantaba con la terrible desilusión de tener que ir al colegio, pero con el vicio de visualizar los capítulos de Tom y Jerry que empezaban a poner en esas horas que el creador había diseñado para dormir. Hoy me levanto con el gusanillo y la incertidumbre de contabilizar barbaridades de los sabios en todo y para todo. Agoreros que cada mañana analizan la crisis y nos ilustran con decenas y decenas de opiniones, soluciones y análisis que hasta parecen ciertos. Es como si yo me pusiera a hablar de las actuales tendencias en el diseño de satélites de comunicaciones para defensa del Gobierno Español y de los adelantos tecnológicos que aplicamos hoy en día cuando se trata de astrofísica o cosas así. Lo que hoy quiero, es simplemente decir, que entiendo de opiniones de los demás y mucho me temo que hemos entendido mal a Einstein, cuando decía que en los momentos críticos resulta más efectiva la imaginación que el propio conocimiento. Después de todo, Lucía Figar considera que la obra de Monseñor Giussani y su curso básico de cristianismo es un clásico. Eso si que es imaginación.

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