viernes, 6 de enero de 2012

LAS CHIRLAS


Dos Torres es un pueblo de Córdoba a unos cincuenta kilómetros de Pozoblanco. Un día de hace unos cincuenta o sesenta años, llegó un camión con algo de pescado extraído el día anterior en la costa de  Málaga. Era la primera vez que los usías que estaban al nivel de pobreza de mi familia, podían aprovechar para comer algo diferente, siempre que la economía lo permitiera.
Esa mañana, el pescadero había cargado algunas chirlas, además de los boquerones y las baratas sardinas. Mi abuela se animó y dejándose asesorar por el comerciante, se llevó a casa un cuarto kilo del bivalvo más pequeño que la almeja. La idea era hacer una sopa mas sabrosa.
A las cuatro semanas volvió el camión nuevamente cargado desde la costa. Aparcó en la Plaza de la Villa, donde se encontraba ya el ayuntamiento por aquel entonces y levanto la lona.
Mi abuela se encontraba allí desde hacía mas de una hora, esperando la devolución del dinero, pues parecía ser que había sido engañada por el estafador pescadero.

- Buenos días señora. ¿Cómo está usted?

- ¿Qué cómo estoy? Vengo a que me devuelva el dinero del medio kilo de esas cosas que me vendió el mes pasado.

- No hay ningún problema, ¿qué es lo que ha pasado? ¿No le gustaron las chirlas?

- Muy fácil.  Lo que ha pasado es muy fácil. Yo hice todo lo que usted me dijo y así llegue a mi casa y repetí los pasos para hacer la sopa. Limpié todas esas chirlas que usted dice a fondo, les quité la arena y tiré el bicho que traían dentro. Más tarde las puse a cocer en agua y así estuvieron desde las once de la mañana hasta las seis de la tarde del día siguiente. Al final las tuve que tirar a la basura porque no había manera de ablandarse y no pudimos aprovecharlas.


VERÍDICO.



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