jueves, 20 de septiembre de 2012

Los cuerpos de Manuel Vicent.

Todo el mundo sabe que Manuel Vicent es un genio de la pluma. No podría estar mejor descrito que con las palabras de Rabago, "barroco y luminoso"

Novelas, teatro, libros de viajes, la gastronomía, reseñas de todo tipo y textos gestionados con una maestría que a mi entender le hace ser uno de los grandes.

En muchas ocasiones me deja perplejo y con cara de tonto al ver como plasma las realidades cotidianas que por si solo son intrascendentes, y las convierte en verdaderos ensayos del ámbito social.

A continuación el encabezamiento con el que trata una de las tantas vergüenzas de la pícara y actual sociedad española.

Cuerpos

¿Qué es mejor, soportar a un jefe tirano que me explota o a un marido mediocre

 que me llevará a París si le hago un mohín de gatita?


En su columna, compara la lucha femenina de hace cuarenta años con el trabajo que cuesta hincharse las tetas para optar a una de las plazas que sin darse cuenta algún mediocre caballero pone a disposición para ser cubierta. No puedo estar más de acuerdo con Manuel en la descripción que hace de ese tipo de zorra artificial, pero como creo que hay que ser honrado, no veo justo olvidarnos del normalmente poco atractivo e inepto individuo que solicita ese servicio de por vida. Energúmeno social, que al no tener los encantos suficientes para conseguir ahogar la "depravación" que alberga y la necesidad de "follarse" un cuerpo que no conseguiría ni pagando, deja de lado sus sentimientos, desconocidos por el mismo y se aferra a una apertura de patas normalmente nocturna que usa para meter su pequeño e inefectivo apéndice sexual en varios agujeros que ya durante el día han sido probablemente inspeccionados por otras "envergaduras" que lo hacen solamente por acuerdos temporales.




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