lunes, 4 de febrero de 2013

Corrupción

Desde los tiempos más antiguos, siglos atrás donde los recuerdos se tornan oscuros. Desde aquellos días que la historia nos ha manipulado a su antojo en forma de escrituras ya en si mismo corruptas. Desde el Bajo Egipto, desde los tiempos del Partenón y desde la Roma de Rómulo y Remo hasta hoy, siempre hemos convivido con la corrupción y así seguirá siendo por los siglos de los siglos.

Corrupto donde los hubiere, Julio Cesar pasó a la historia entre sportulas, proxenetae y coimas, como un  ejemplo de virtud y justicia. El ateniense Demóstenes, aquel “orador perfecto” que engaño a todo el mundo con el único fin de enriquecer a su propia persona y más tarde tuvo que huir de su tierra por clara corrupción. Pericles, contado históricamente como digno y honesto hasta en su relación económica con Fidias. Estos y muchos más que han escrito la historia a su capricho, acuñaron la palabra “corrupción” como parte necesaria de la historia de la humanidad que nos ha sido contada.

Fraudes y sobornos, extorsiones, malversación, prevaricación, prostitución, drogas, crimen organizado y hasta caciquismo. Dinero, dinero, dinero. El maldito dinero por el que se aniquila. El deseo de lo ajeno a veces sin preocuparnos por preservar lo nuestro. Dinero por encima de sentimientos y de familia. Poder y lujo por encima de educación y futuro. El ente más miserable, cruel, despiadado y corrupto es el ser humano.

La sociedad entera es siempre cómplice de la corrupción en el poder. Así lo demostró claramente la triste y vergonzosa clase de bien alemana, donde todos sus estratos consintieron día tras día el movimiento que terminó con la vida de millones y millones de personas, y sin levantarse una voz que englobara a aquellas acomodadas gentes. Médicos, profesores, científicos, abogados, amas de casa, todos y cada uno de los alemanes libres callaron y asintieron con la corrupción nazi y todos tendrían que haber sido juzgados por asesinos.

Cuando  militamos o simplemente votamos a un partido político del color que sea, estamos dando el apoyo al corrupto que se esconde entre algunos políticos que se dejan la vida en el día a día por su ciudadanía. Puedo afirmar que conozco políticos honrados, personas que tienen nombres y apellidos y que figuran a la derecha y a la izquierda, arriba, abajo y en el centro, entre los verdes y los rosas, pero es triste que la mayoría de los grandes nombres que llenan los titulares, siempre estén marcados por uno u otro escándalo de corrupción.

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