lunes, 11 de febrero de 2013

LA DECLARACIÓN DE LA RENTA DE MARIANO RAJOY ES PÚBLICA Y, POR SUPUESTO, LEGAL


¿Por qué una parte de la clase política de este país se levanta cada día con la intención de engañar al ciudadano? No es que me sorprenda la permanente hipocresía que actualmente nos dirige, pero en ocasiones siento vergüenza ajena del desprecio tan absoluto que demuestran ciertos políticos hacia la población que les ha alzado a cargos de responsabilidad.

Se ha puesto de moda hacer pública la declaración de la renta. Es decir, una vez más los dirigentes han montado una inútil pantomima para mirarse en el espejo y justificar ante los parias que somos para ellos, su pobre estatus social que les hace dignos de ser quiénes son y de estar en el lugar que están.

Un testaferro es una persona que, incluso a veces por una módica cantidad -y hablo de cincuenta o cien euros por firma-, esconde, suplanta, encubre y disfraza un delito económico en el nombre de la persona física o jurídica que representa. Es la cabeza visible en un negocio fraudulento, la que recibe todos los golpes sin tener nada que perder y la encargada de proteger al que después presenta su impoluta declaración. En España, la figura del testaferro es legal.

La prensa nos ha presentado al testaferro de Urdangarín. Nos informó del sueldo que cobraban los de Ruiz Mateos y conocemos a Iván Yáñez como persona que apoderó los negocios de Bárcenas. El narcotráfico se nutre de esta figura y en ocasiones han sido capaces hasta de gestionar testaferros virtuales. ¿De qué sirve hacer pública la declaración de la renta? De nada. Absolutamente de nada. Solo es una forma de burlarse del grueso de la población.

Cincuenta mil euros ganó el año pasado nuestro Presidente del Gobierno. Y el año antes del gran error que le llevó a la Moncloa, superó, según los datos que nos ha querido mostrar, los cuatrocientos mil. Definitivamente se creen que somos gilipollas. Que cada uno saque sus conclusiones, pero yo quiero ver las declaraciones de los testaferros de los políticos y de los empresarios.

Arturo Fernández, el presidente de los empresarios madrileños y número dos de la CEOE, pagaba los sueldos con dinero negro, mientras Rosell, ataca sistemáticamente a todo lo que se mueve fuera de su salón. ¡Esto mola!

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