martes, 2 de julio de 2013

La Verdad del PRISM



Si nos parásemos a pensar un poco, nos daríamos cuenta de que la tecnología y el ritmo descomunal con el que ésta avanza, ha superado la razón que rige al ser humano.
Fruto del avance evolutivo del ser, en vinculación directa con la para mí tan real teoría de Gaia, nos enfrentamos a un daño colateral. La reacción negativa al avance tecnológico que hoy en día potencia de manera exponencial la calidad de vida.
Me pregunto cuánto tiempo tardó la fama de Cervantes en dar la vuelta al mundo. Cuánto tardaría en este momento en el que cualquiera puede ser reconocido mundialmente en cuestión de segundos.
Es curioso que la evolución tecnológica de la que reniegan en estos días muchos sectores de la población, sea la culpable de que los gobiernos puedan disponer de sistemáticos programas de seguridad, llamados por algunos de vigilancia masiva, y a la vez permita poner a nuestra disposición cualquier momento acaecido hace segundos en la otra punta del mundo.
Todas las voces que conozco estarían dispuestas a elaborar el milagroso medicamento que terminara con el cáncer. Los científicos aúnan vocación y esfuerzos para conseguir erradicar enfermedades y los protocolos de actuación en ese sentido se desarrollan en base a numerosos tests que buscan solución a enfangados supuestos creados por ellos mismos. ¿Qué es una vacuna? Nada más que un medio por el que acostumbrar a nuestro cuerpo a un manipulado enemigo que, haciendo las veces de sparring, nos prepara para el momento de la verdad.
El terrorismo es un cáncer que atajar en su nacimiento. Los atentados contra la libertad son una de las enfermedades de la sociedad y en nuestra evolución hemos conseguido las armas para poder anticiparnos y así protegernos de ella.


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