jueves, 26 de diciembre de 2013

Los Reptiles de UGT

Cándido Méndez, Manuel Pastrana y Antonio Fernández



Recuerdo que no hace mucho tiempo escribía sobre la mala herencia que, bien entendida,  Bismarck nos había dejado cuando acuño aquello del Fondo de Reptiles.
Respetable desde un punto de vista social, el Fondo de Reptiles engloba ciertos capitales que fuera de la fiscalización general se pueden destinar a gestiones que ayuden de forma rápida a entornos que deben de ser desconocidos para el ciudadano. Pongamos como ejemplo muchos de los recursos que, desde los estamentos pertinentes, se destinan a antiterrorismo.
La ambición personal por crecer en ámbitos de poder ha conseguido que técnicas modernas en cuestiones de autofinanciación se hayan usado para el enriquecimiento personal y así, tenemos un deporte casi olímpico que se denomina corrupción.
Está muy claro y la justicia, poco a poco, terminará de aclarar qué sindicalistas y políticos sin honor han usado esa terminología y la formulación que actúa tras ella para esconder sus hechos delictivos y enriquecerse sin control.
Por tanto, creo y debo exponer que los que, por ejemplo hemos militado en un sindicato que está marcado por ese uso fraudulento de fondos destinados a otros menesteres, deberíamos pedir ante las cúpulas de dichos estamentos la devolución de todas y cada una de nuestras aportaciones económicas en todos y cada uno de los años que hemos formado parte de dicho clan. Un clan que yo equipararía, sin lugar a dudas, al conocido de los Charlines. Me refiero, naturalmente, a UGT.
Antes de seguir con esta reflexión, probable fruto de los malos momentos que vivo en el aspecto personal, quiero descartar cualquier ataque procedente de uno u otro frente, aseverando lo que ya escribió Bernardo en Calle Parra: Ni son todos los que están ni están todos los que son.
Con ello quiero asegurar que las personas más nobles y honradas que he conocido forman parte de este sindicato, pero a su vez también intuyo a los más sinvergüenzas y depravados gestores de fondos comunes que la historia pueda contemplar.
Hace muchos meses di orden a mi banco para que devolviera los recibos de esta dichosa agrupación sindical con lo que, de manera unilateral, he dejado de formar parte de la misma. A día de hoy, he recibido un par de cartas donde me solicitan solucione un supuesto problema que tengo, según ellos, en la domiciliación bancaria. Me argumentan que, en el caso de desear causar baja, debo solicitarlo por correo ordinario ya que no es suficiente devolver los recibos o notificarlo por cualquier otra vía.
¿Formaré parte dentro de poco de alguna lista de morosos por no pagar la cuota sindical? La verdad es que los creo capaces y eso no es preocupante. Lo más preocupante es que a una persona como yo le parezca lo mismo Luis Bárcenas que cualquiera de estos impresentables que la jueza Alaya tiene en su lista personal de morosos.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Cuidado con el WhatsApp

Snowden y el atentado de Boston, guerras y guerrillas, un nuevo y diferente Papa o la muerte de Madiba, forman hoy parte de mis reflexiones que, en forma de recuerdo, me deja el año que se va. Bárcenas, Blesa y algún personajillo más, junto con la parte corrupta de la política andaluza e incluso UGT, se unen también en ese contexto de vergüenza ajena que como diría Bergoglio, gracias a Dios todavía nos queda.

Me duele recordar los fracasos personales propios como hijo, amigo, profesional si algún día lo fui y, sobre todo, como compañero de quien tenía que haber sido.

Todavía por encima de eso está el dolor que causa pensar en la inmensa cantidad de fallos que cada día he cometido como padre.

En definitiva un año ni malo ni bueno en general, el mejor para algunos y el peor para otros, que se va y que nos hace más viejos pero no más listos.

El tiempo nos aferra al consuelo del tonto. Siempre hay alguien peor o al menos no tengo ninguna enfermedad forman parte de las sentencias que nos autoproclaman como invencibles dentro del nulo valor que eso significa para nosotros mismos.

No ha sido el peor año de mi vida pero ni mucho menos ha sido el mejor. Los últimos acontecimientos en casi todos los espacios importantes están siendo negativos pero también hay que decir que ahí delante existe un desnivel, en el que se han quedado cosas respecto a las mismas fechas del año pasado y a la vez hay nuevas incorporaciones con las que apetece mucho vivir.

Con este texto pretendo separar dos mundos y recolocar muchas cosas. Me he prometido a mí mismo un cambio radical que nos vendrá bien a todos y del que aquí quedará constancia a modo de, si cabe, propósito de enmienda.

Había una vez un hombre que metódicamente y, por protegerse de sí mismo, se veía inmerso en un enfrentamiento contra esos que se denominan especialistas en procesos mentales y que comprenden y saben de las relaciones que se mantienen entre el alma y cuerpo de las personas.

Después de dos o tres días de más de lo mismo y siempre igual, el conjunto de los que ese hombre denominaba galenos frustrados, determinaban que no había diagnóstico porque eran ellos los que se sentían analizados por el paciente.

¡Qué fácil es recolocar y entender la mente de los demás y qué difícil resulta hacer una pequeña incursión en la propia!

Solamente una cosa más a modo de recomendación: Cuidado con el WhatsApp. Es más peligroso que la misma NSA.


martes, 10 de diciembre de 2013

¿Plan anticorrupción o protección contra corruptos?

La evolución ha conseguido que el ser humano adquiera a través de la experiencia, ciertas capacidades que antaño eran desconocidas para nuestra especie. La protección que ejercemos sobre nosotros mismos en la actualidad, nada tiene que ver con el atrevimiento de nuestros antepasados. Nuestros abuelos mal llegaban a los treinta debido a esa incompatibilidad entre supervivencia y autoprotección.

En la actualidad somos capaces de manipular los clics de nuestra mente a capricho con el fin de activar en el momento exacto, los mecanismos defensivos que en muchas ocasiones nos salvarán la vida. Como ejemplo podríamos recordar las agresivas campañas de tráfico.

No hemos perdido tampoco la parte más arcaica e instintiva que hemos heredado de aquellos animales que un día fuimos. Hoy seguimos cerrando los ojos y alzando los brazos para protegernos de cualquier agresión o incluso de cualquier estruendo que nos pueda amenazar y también seguimos girando el cuerpo y poniendo las manos ante una inesperada caída.

En definitiva, podríamos decir sin riesgo a equivocarnos que vivimos gracias a una protección que incluso sin darnos cuenta nos procuramos a nosotros mismos de manera constante.

Lo que no puedo entender es que la clase política se quiera poner de acuerdo en generar un plan anticorrupción.

Solo hay una manera de entender esa idea en la que todos parecen estar de acuerdo y además se enfrentarán por ver quien es capaz de plantear las trabas más duras.

Una maniobra de márketing para llegar a la parte más amplia y más inculta de la sociedad que seguirá votando a personas que necesitan ponerse obstáculos a si mismos para evitarse delinquir.

Lo que me faltaba por oír es que, los políticos que nos dirigen tienen que perder el tiempo y el dinero en evitarse condenas futuras que llegarían fruto de las estafas y descalabros económicos constantes que les enriquecen y hacen cada día una sociedad más pobre y necesitada.

La corrupción vive en el alma de quien manda y quien tiene poder siempre pone lo mejor a disposición propia. Conozco cientos de políticos, empresarios y sindicalistas honrados y dignos hasta la médula. Estoy seguro de que la idea de blindarse para robar, que es lo que pronto entenderemos significa ese plan anticorrupción,  no ha salido de ninguno de ellos.

Alguien dijo que la ignorancia de las masas es la fuerza que tienen muchos de los que gobiernan