viernes, 7 de marzo de 2014

Hoy no es mi Cumpleaños

Nacer el 22 de mayo no tiene ninguna ventaja, todo el mundo se olvida de tu cumpleaños porque al no caer en 14 de febrero, el Corte Inglés no se encarga con sus anuncios de perfumes y toda la parafernalia de brillantes corazones rojos de recordarte la efeméride. También y como inconveniente añadido los que hemos nacido ese día somos tan normales que, al no ser capaces ni de tener pareja, no solo no tenemos regalo doble como los nacidos el día de los enamorados, sino que no tenemos ninguno. Y después de superar el bajón anímico que ese día nos produce, nos quedamos en la pensión sin la oportunidad de acudir los restaurantes llenos de parejas pastelosas que sirven menús edulcorados. ¡Envidia!
Soy feliz los días en que no se celebra mi cumpleaños, creo que nunca tuve infancia y ahora que me falta todavía un poquito para cumplir los 69, seguiré siendo el mismo que era el día en que nací. Mis padres no me organizaban fiestones en el colegio porque siempre estaban trabajando y a día de hoy creo que, si hablan de los Balsalobre Alcalde, ni en nuestro pueblo nos conocen.
Me gustaría tener muchos regalos pero por norma no tengo ninguno. Tampoco tengo la oportunidad de agasajar a los que quiero porque creo que a día de hoy no quiero a nadie y es más, mi economía no me da para comprar buena comida ni mucho menos bebida. No se hacer croquetas y tengo que descongelar el frigorífico, porque la escarcha no me deja meter nada. Nadie reconoce mis tortillas porque solo las como cuando bebo Estrella Galicia en los bares y la palabra invitado no luce en mi vocabulario.
Me he comprado una libreta para esforzarme en empezar a hacer amigos y dentro de unos años tener una gran lista con la que celebrar mi cumpleaños. Garantizo que si alguna de las almas que me rodea queda retratada en esa lista, jamás saldrá de la misma. No es una amenaza, es una advertencia…
Me gustaría tener santa que tampoco celebrara su cumpleaños el 22 de mayo y que pasará desapercibida por la vida luchando por salir de la más profunda desgracia. Lo de tener amigos debe de ser la leche, no parece algo normal. Debe de ser así como lo de celebrar los cumpleaños y ser medianamente feliz. Y lo más de lo más sería creerse el centro del universo, equiparándose a la pedante, mal educada y egocéntrica persona que ha escrito el texto Hoy es mi cumpleaños
El mes anterior a mi cumpleaños, me lo paso llorando por los rincones pensando en la envidia que tengo a tanto tonto que nos rodea y que sin tener mierda en las tripas solamente se preocupa de vivir demostrándonos las teorías de Schelling basadas en un erróneo YO ABSOLUTO o lo que aquí quedaría mejor, un absolutamente yo, en minúsculas
La afición mía a decir lo que pienso de la cantidad de tontos que me rodean tiene una cara negativa. Estoy pensando si tendrá que ver con la falta de relaciones sociales que padezco, con el que nunca me hayan hecho una fiesta sorpresa o incluso con mis pocos seguidores en Facebook. Igual podríais plantearos darme una fiesta cualquier día de estos por el gusto de sorprenderme, aunque probablemente os mandaría a todos a la mierda.
Tengo que buscar la palabra cientos en el contexto cientos de amigos, la conozco en lo que significan los cientos de enemigos que me creo cada día. ¿Será una manera de fomentar alguna acepción que describa mi ego?
Pido perdón de antemano por este texto en el daño que pueda hacer. Gracias por estar ahí pero definitivamente, no se puede ser más gilipollas.

1 comentario:

  1. No se me ocurriría faltarle el respeto con una felicitación de ninguna clase, ni por aniversarios ni por estilos literarios ni por nada de nada, ni falta que le hace. Tengo (como quien tiene un pálpito o un tío en Cuba) unos cuantos amigos que más o menos insinúan la postura filodramática que usted despliega aquí, y por eso racionalizo esta sagaz contención mía dándome al vicio de generalizar: sospecho que no habrá alabanza lo suficientemente sincera, ni elogio lo bastante sublime, ni mis neuronas alumbrarían jamás un festejo oportuno ni una alegría justificada ni un vivalapepa remotamente admisible. Y viceversa: hay que ver cómo son de tacaños con los mimos, qué excesivos con los insultos, cuán imprudentes con los desafíos y que aguafiestas cuando tienen un día normal. Sin embargo, mis cascarrabias amargados y tocanarices son solidarios cuando pintan bastos, me hacen reír con sus arranques furibundos a lo pato donald y de vez en cuando se ganan la paciencia que se les tiene sorprendiéndote con un gesto de dulzura o de valentía o de discreción. No como usted, a quien no conozco en absoluto. Me ha entretenido diez minutos: leo despacio. De nada por las gracias e igualmente por lo de "no se puede ser".

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