miércoles, 25 de febrero de 2015

Recuerdos en Borrador

Todos sabemos lo importante que es aprovechar las oportunidades. Esos momentos que de manera especial, la vida nos coloca delante y que muchas veces los valoramos cuando pasaron y en el mejor de los casos quizás solo nos quede la opción volver a buscarlos.

Mis veranos son malos. La rutina desaparece y nuestra cabeza se convierte en un centro de especialidades en el cual el tiempo pasa más despacio e incluso somos capaces de pensar más allá de lo que estamos acostumbrados.

Hace casi cuatro (cinco) años se me presento una de esas oportunidades y la aproveche de tal manera que lo único que conseguí fue estar ocho días inmóvil en un cama en la que a base de calmantes esperaba un milagro. Ni que decir tiene que los milagros no existen y aquel, por tanto tampoco llego.

No es malo sufrir. Pasándolo mal se aprende y tampoco sería posible conocer el sentimiento de los mejores momentos sin haber sido posible compararlos con el resto.

Vivir no es fácil y aunque las personas nos conjugamos con ese verbo para todavía complicarlo más, si es verdad que la experiencia deja claro que hay que luchar por lo que pensamos que es bueno para nosotros y dejar constancia de quien somos antes de tirar de ese imbécil que llevamos dentro y que siempre nos termina por joder la vida.

Hace cuatro años que empecé un partido. Un partido de esos que acostumbro a jugar en los que mi insolencia me hace partir con un ocho a cero en contra y en los que incluso a posterior se siguen cometiendo errores.

Hoy solo toca pedirme perdón a mí mismo por la sencilla razón de que hay cosas que en esta vida no nos podemos permitir perder. Y perdón a la parte anónima de esta historia en la que “aún” creo, aunque mi sensación es que todavía solo he remontado solamente siete de los ocho goles de ventaja, estamos en la prorroga y quedan pocos minutos.

Cuatro (cinco) años, un aún y una canción.

martes, 24 de febrero de 2015

Estrella Galicia Impulsora de la Ciencia



Ingerir alcohol de forma prudencial puede poner a flor de piel ciertos sentimientos que, de otra manera viven escondidos en el estrato lúcido intermedio que tiene la epidermis. Tanto es así que estamos viendo como la ingesta de cerveza de la marca Estrella Galicia en su variedad 1906 y Red Vintage hacen que la sociedad evolucione a niveles de consciencia que están dando solución a los grandes enigmas que durante miles de años están en el alma del ser humano.

Superado el término prudencial y tres 1906 antes de llegar al momento te quiero mucho, nos relajamos hasta el punto que dejamos aflorar esos sabios conocimientos que, en un estado de consciencia normal no están a nuestra disposición.


Lo curioso del caso es que la relación social amparada en la ingesta de Estrella Galicia, siempre y como es evidente como su propio nombre indica, se hace en compañía. Por tanto, ante la ebullición de conocimientos puestos en escena, obtenemos la respuesta de los presentes que, en el mismo estado que nosotros son todavía más expertos en cualquiera de las materias expuestas.
De esta manera podemos asistir a reuniones de sabios propias del Ateneo en el que la prudencia y la lógica se extienden en el ambiente a través de esos términos científicos o literarios que, los prudentes eruditos exponen formando ideas que podrían aclarar la base de la existencia.  

No hace muchas horas escuche a dos individuos que trataban de llegar a conclusiones imposibles a través de un incierto diálogo que dejaba entrever palabras como metafísica, cuerdas o mecánica cuántica. De oídas, yo conocía las cuerdas vocales y hasta cuerda de pita, pero me quede perplejo ante la conversación al descubrir que, las cuerdas son otra cosa que deben de ser algo tan complicado que ni con once 1906 había capacidad para ello. No me enteré de nada.
Esta mañana al levantarme del sofá, todavía tenía en mi cabeza una duda. ¿Las cuerdas de las que hablaban estos caballeros son más o menos grandes que la maroma con la que amarro el yate en Sotogrande?
Superado el momento cuerdas, la conversación seguía y a escasos centímetros de la pareja en cuestión extremé mi interés cuando escuche algo que me aclaró que todos los términos que contengan el mismo sonido, deben de estudiarse en la misma carrera. Así por ejemplo la educación física, la metafísica y físicamente lo gorda que está la vecina viene a ser lo mismo o por lo menos eso es lo que saque en claro de tan espléndida conversación.
En definitiva y por no enrollarme mucho más, me he puesto a recordar algún documental que televisión española emitió en algún momento entre Leones de Ngorongoro y entre eso y las 1906 que llevaban esos dos amigos, me ha quedado claro una cosa: 

La mecánica cuántica es un concepto que usan los matemáticos que no tienen ni pajolera idea de física, pero consiguen darse la razón entre ellos haciendo verdad lo que puede llegar a ser absurdo. Voy a seguir con La Colorada a ver si puedo llegar a ver el tamaño de esas cuerdas de las que hablaban estos dos elementos y sobre todo eso de las vibraciones.


Tomás Gómez Franco. El Arte de la Guerra

Ángel Gabilondo será el candidato a la Comunidad y Secretario General del Partido Socialista de Madrid.
Tomás Gómez está políticamente muerto. Muerto, enterrado y nada de lo que haga va a cambiar el futuro en lo que a eso respecta. Más tarde podremos asistir o no, a imputaciones, condenas y penas de cárcel que hoy por hoy son todavía inciertas y en el caso de existir se alejan en el tiempo.
Lo que hoy si llama la atención es la habilidad de Gómez para gestionar confusos procesos que no sirven para nada pero que, ponen de manifiesto que sigue mirándose al espejo como lo que es, un sin clase egocéntrico personaje del TBO.
Tomás Gómez Franco tiene varios problemas de personalidad y uno de ellos es la adaptación al medio. Hace más de dos mil años que Tsun Tzu culminó una obra de arte que debería de ser, bien entendido, el libro de cabecera de políticos como este. Ese libro nos ha enseñado muchas cosas y entre ellas nos describe que, el dominio de la adaptación de uno mismo, consiste en evitar la confrontación con alguien más fuerte y que jamás se pueden atacar a ejércitos que nos superan en número.
El todavía no imputado por estos modernos casos de corrupción que hoy en día nos asolan, sería para Tsun Tzu un general sin virtud, carente de humanidad, sinceridad y coraje que no asume la bien merecida derrota y que volviendo al Arte de la Guerra, nunca entendió que, cuando las ordenes se dan de forma justa y sencilla en lo que se supone es la lógica, siempre se tiene un aliado en el grupo del que se es líder.
Resentido en lo más íntimo y haciendo de la lucha política un reto personal, el que fuera alcalde de la ciudad más arruinada de España sigue moviendo los hilos de sus marionetas y da órdenes en su entorno con el único fin de demostrar que, quien ocupará su puesto no reúne el apoyo de la mayoría de los militantes.
De esta manera está jugando con las sensibilidades de buenos socialistas que como Pedro Zerolo, viven sumidos en falsas creencias y que no habiendo andado nunca entre el fango que suponen las cloacas de los sistemas que lo manejan todo, siguen dando la vida por él nefasto político que aniquiló la capacidad de la izquierda que representa el PSOE para gobernar en Madrid.
Tomás Gómez no ha sido un buen gestor y la prueba de ello es que ha roto todo lo que ha tocado. Será la justicia la que decida si además de negligente, ha enarbolado la bandera de la corrupción. Hoy en día los que saben, todavía callan y el proceso está en manos de la mejor policía del mundo,  pero lo que si tengo claro es que el de Carranque no es una buena persona y hasta muerto sigue pisando los callos, ahora de quien bien le dio de comer.

martes, 17 de febrero de 2015

Tomás Gómez Franco. El Holandés Errante

El día que Tomás Gómez mandó a su abogado a Miguel Yuste, 40, sede de El País, para amenazar con acciones legales si publicaban más informaciones sobre el caso del tranvía de Parla, cavó su tumba. Estas amenazas suelen ser un indicio de que algo huele a podrido en Dinamarca, que diría Shakespeare. Tras el fiasco del abogado, acudió el mismo Gómez para probar la táctica contraria: dar pena, decir “me tienen manía; es un compló”. Esto otro suele ser indicio inapelable de que ha empezado a oler a podrido en toda Escandinavia. Las dos caras, la buena y la mala, han emergido estos días de desafíos, hundimientos y bravatas.
Poco más que decir. He visto pocos textos tan sencillos y que expliquen más allá de lo casi necesario como éste que Ramón Lobo deja en eldiario.es y que consigue que todo lo demás, sobre.

Está muy bien pensar en superar encuestas y es de ley que la cúpula de un partido político proteja los intereses del mismo, aunque para ello tenga que fulminar a los negligentes políticos de medio pelo. Incluso es de recibo que, en alguna ocasión, sea capaz de llegar a cesar a estos abstractos psicópatas propios de otros entornos que se colocan en puestos de poder y, desde esa atalaya, forman un ejército propio, uno ajeno a cualquier tendencia que da la vida por ellos como víctima sin más de la falta de empatía que para con los demás posee su verdugo.

La política se ha convertido en un medio de vida. El mismo cese de Gómez como Secretario General del Partido Socialista de Madrid conlleva un drama para cierto tipo de vagos que, a partir de este momento, se ven vinculados a las oficinas del INEM.

Las cosas siempre pasan por algo y el tiempo pone a todo el mundo en su sitio. La vida es una larga montaña rusa que sube y baja rápidamente en una vorágine que deja en el camino a los que no lo saben asimilar. Queda demostrado que la soberbia se paga.

Me fijo en otro párrafo de Ramón Lobo:
Lo que más le duele a Tomás Gómez, y sorprende a sus rivales, es la contundencia de la medida, su publicidad. Parece más una purga de los tiempos de Stalin, o de Franco, que una destitución democrática. El cambio de las cerraduras, el despido de algunos colaboradores, el mensaje cifrado de que Ferraz no paga traidores, han hecho mella en alguno de los tomasistas que andan raudos en cambiar de bando y borrar las huellas del pasado. La clave es saber quiénes son el otro bando, asunto nada baladí si se trata de un juego de tronos.
Puntualicemos. La evocación de tiempos pasados no procede para comparar la decisión por la que se pone en la calle a Tomás Gómez Franco. El cese del elemento en cuestión ha sido realizado desde un procedimiento sometido a la ley más estricta que marca unos estatutos totalmente actualizados y basados en la democracia y la libertad.

Por otra parte, tengo que expresar otra vez la habilidad del autor para recordar lo que yo decía antes. Con Tomás han pasado a engrosar las listas del paro unos pocos. El proceso no ha terminado y todavía habrá más destituciones y cambios que redundarán en los listados que formarán las candidaturas a las próximas elecciones.

La descripción que Ramón hace del holandés errante es curiosa:
Los que conocen a Gómez sostienen que es un tipo de humor cambiante, un día se come el mundo y otro es incapaz de digerir un simple desayuno con porras. Es hipertenso, bebe té en abundancia, y se cuida mucho. Acude a un gimnasio cerca de la plaza de Callao. Cuentan que es zalamero, sabe cuándo debe ser amable. De puertas para adentro, a veces imprevisible y colérico. Se siente atractivo; es de los que miran a ver si le miran. Resulta frío y distante con los periodistas locales y con sus compañeros en la Asamblea de Madrid, con quienes casi no tuvo trato. Él se ve, o veía, con proyección nacional. Es, como muchos del PSOE, un tipo de centroderecha con un discurso que parece de izquierdas.
Y los siguientes párrafos no tienen desperdicio. ¿Qué es lo que no sabemos de Tomás Gómez Franco? Dimes y diretes de todo tipo han puesto a los periodistas detrás de la pista de lo que supuestamente sucedía en las cloacas de Callao. ¿Líos de faldas en el PSM? ¿Enemistad declarada entre Antonio Miguel Carmona y Tomás Gómez? ¿Promesas incumplidas? ¿Juan Barranco? Mil preguntas que no llevan a ningún lado pero que podrían explicar más de lo que parece.
Le encanta rodearse de adictos. Se ha encargado de laminar cualquier tipo de oposición dentro del PSM.
Y en ella pisó callos que no tenía que haber pisado. Unos de forma directa y mirando a los ojos. Otros a través de sus, como dice Ramón, adictos a los que a algunos,  denominaría perfectos inútiles aprovechados que lógicamente tienen el derecho al sustento y no les quedaba otro menester que formar parte del ejército que, falto de ideales y sin rumbo, formaba el PSM.

Tomás Gómez no ganó las Primarias en todos los sitios y en los sitios que no ganó, se encargó de dilapidar a sus enemigos en los despachos. No cabe duda de que eso le iba a pasar factura y él lo sabía, pero su prepotencia le hizo obviar lo cristalino. La seguridad en uno mismo, cuando ese uno no es Dios, acaba con él. El político debe procurar la felicidad de quienes le rodean y el ex político que adoptó Madrid no tuvo en cuenta el poder que se mueve en cloacas, esas de las que él no tiene noticias.

Tomás Gómez fue el alcalde más votado en Parla. El tiempo ha puesto a cada cual en su sitio y es ahora cuando mucha gente se pregunta cómo pudo ser eso posible. Ni que decir tiene que la nefasta y supuesta interesada gestión en este municipio del sur de Madrid ha salido a la luz, así que usando la lógica, no queda otra que pensar en posibles estructuras piramidales que, a través de empresarios y sindicatos, hubieran propulsado a Tomás Gómez para conseguir el pleno.  ¿Cómo se sostendrían esas estructuras piramidales?

Muchas dudas se ciernen sobre este episodio que ya forma parte de la historia de Madrid, pero aún queda una cosa por contar que no es del todo pública y de la que puedo ser notario por haberla vivido en primera persona.

Hace pocas fechas y, ante la inminente elaboración de candidaturas a presentar a las elecciones municipales que se celebran en mayo, recibí una llamada de teléfono que cual línea caliente me explicó que había sido seleccionado para formar parte de un elenco de personajes que iban a nutrir las candidaturas de este nuevo partido de izquierdas que dirige Pablo Iglesias. Es más. Se me brindó la opción de elegir el lugar donde me apetecería presentarme como número uno de la candidatura. Me sorprendió mucho que entre todas las opciones figuraba Alcalá de Henares.

La vida me ha dado muchas cosas y me ha quitado más. Durante muchos años he conocido algunas de las alcantarillas dedicadas a evacuar la mierda que genera la sociedad. Ahora bien. Lo que estamos viviendo en estos tiempos clama al cielo de tal manera que llega a asustar. ¿Vendría esa propuesta del PSM? ¿Es verdad qué Tomás Gómez negociaba una alianza secreta con Pablo Iglesias para desvincular al PP del poder?

Ni que decir tiene que ante dicha oferta, colgué el teléfono y borré el nombre del emisor de la lista de amigos. Como dice Mota: ¡Tonto, que eres tonto del 'to', pero no 'pa' un rato, no, tonto del 'to' 'pa' siempre!

Tomás Gómez, del tranvía de Parla a las purgas de Stalin
Ramón Lobo, eldiario.es @ramonlobo
http://www.eldiario.es/tipos-inquietantes/Tomas-Gomez-tranvia-Parla-Stalin_6_357374285.html

viernes, 13 de febrero de 2015

Tomás Gómez. Descanse en Paz

Como aquel clásico cuento en el que se decía que había una vez, hace tiempo que adelanto que las investigaciones emprendidas por la Fiscalía unida a la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal en relación al sobrecoste de los trabajos de construcción del tranvía de Parla, ciudad madrileña de la que Gómez fue alcalde entre 1999-2008,  iban a traer consecuencias. Y que no podrían ser otras que la dimisión o destitución de Tomás Gómez Franco, el que era hasta hoy secretario general de los socialistas madrileños y candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.

Es en este momento cuando la propia Ejecutiva y desde Ferraz ha decidido lo que parece el cese definitivo del que podríamos denominar Tomas el tranviario. La Ejecutiva, que se ha reunido de urgencia y parece ser que Gómez no ha podido explicar ese incremento del precio de la infraestructura que, paso a costar sin concurso público más de 250 millones y ha provocado la quiebra técnica del Ayuntamiento. 

En el informe elaborado por la UDEF se habla de  “determinar las relaciones tanto de tipo laboral y/o tributario que hubiesen existido entre los integrantes de las Juntas de Gobierno que aprobaron las modificaciones y las empresas de la unidad concesionaria del tranvía de Parla”. 

Para desenmarañar el supuesto entramado pide la ayuda de la Intervención General del Estado, la Agencia Tributaria y la Tesorería del Seguridad Social. En concreto, la Policía reclama que se investigue a 12 políticos socialistas, 14 sociedades y tres técnicos municipales. ¿Llevará esto a Gómez al presidio? 

Correrán ríos de tinta sobre este suceso, pero lo cierto es que era la “crónica de una muerte anunciada” que muchos allegados a Tomás Gómez no querían ver ya que su falsa valía, solo dependía de la decisión personal de este personaje que a mi entender y al de mucha gente ha hundido a los socialistas madrileños. Seguramente que desde este momento Antonio Miguel Carmona no pondrá tantas veces la mano en el fuego por el que dice que es su amigo, Tomás Gómez Franco.

lunes, 9 de febrero de 2015

Nosotros mismos

El tiempo pasa, y con él, todas las cosas siguen su camino. El sol sale cada día también para los griegos y, en otro extremo del Mediterráneo, Cristiano Ronaldo está esperando una sanción que debería ser ejemplar.

Leídos mis periódicos de cabecera, me encuentro con el clan de los Pujol y las sanciones a Rusia por su responsabilidad en el conflicto ucraniano. Un poco más allá me llama la atención el extraño accidente del Falcon en los Llanos a la vez que me inunda la curiosidad por saber si, al final, los restos encontrados en el convento de las Trinitarias son del autor del Quijote.

Interaccionamos con lo que pasa a nuestro alrededor sin darnos cuenta que a veces nos  olvidamos de nosotros mismos. No somos corruptos y no pertenecemos a ningún equipo de Primera División. Tampoco formamos parte de la cúpula de ningún partido político ni somos famosos por ser especialistas en alguna materia. El pequeño Nicolás, la Reina Letizia, Pablo Iglesias o Manolo Escobar son personajes únicos y, a partir de ahí, todos los demás somos gente anónima, insignificante para la totalidad del mundo que nos rodea, pero con una particularidad que nos hace únicos y singulares de cara a todo ese conjunto de ahí fuera: somos nosotros.

Mi tendinitis la sufro yo y quien hoy tiene fiebre es mi amigo el de Alcalá. Un abuelo de mis cercanos está malito y puedo hacer feliz a quien en un rato podría tener a mi lado. Ahí está mi familia y cualquier tarde cerraré un negocio o jugaré un partido de tenis con un amigo. Nos tomaremos dos o catorce tercios y hablaremos de nada a la vez que nos sentiremos perfectos por ello.

En conclusión, no salimos en los periódicos y, si alguna vez fuimos algo, con el tiempo dejamos de ser melocotoneros sagrados para convertirnos en normales. Entiendo que la grandeza del ser humano está en ser uno mismo. Debemos ser conscientes de que siempre podemos ir a mejor cuando nos damos cuenta de que nuestra capacidad está en que podemos cambiar todo lo que nos propongamos para buscar esa ansiada felicidad a través de la personalidad de la que disponemos y que nos otorga el don de la singularidad.

Al final va a ser verdad aquello de que los grandes y raros golpes de suerte no importan en la vida. Son las cosas cotidianas, pequeñas y constantes las que valen realmente. Así que me voy a comer un melocotón que seguramente no tendrá nada de sagrado pero que será muy especial para mí.

Para mi amigo Quique.

El Bonsái

El ser humano suele pasar una crisis vital a lo largo de su vida. Una y no más, pero no es poco el esfuerzo que hay que hacer para superar ese trámite del que, salir victoriosos significa alcanzar una virtud moral y existencial en lo que queda por hacer hasta el día de nuestra muerte.

Atravieso una crisis de identidad y no sé quién soy o al menos no puedo desarrollarme en el ámbito personal como quisiera, entre otras cosas porque no sé lo que quiero o las personas de las que dependo no me permiten que viva de acuerdo al metafórico capricho que mi momento quiere convertir en cimientos de futuro. ¿Nos suena?
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Las personas somos complicadas hasta un punto que ni nosotros mismos entendemos. Pero, hagámonos una pregunta un tanto estúpida: ¿Qué es vivir? Es probable que algún gilipollas de psicólogo nos dijera que, vivir es vibrar cada instante, ante la emoción de percibir la maravilla de la creación del Dios que nos rodea.

Pero realmente vivir no es eso. Vivir es estar jodido la mayoría de los días en un estado más o menos catatónico terminal en el que, empezamos el día antes de amanecer para ir a un sitio al que no queremos ir, del que más tarde regresamos con la misma indiferencia y sin haber conseguido realizarnos ni en la parte de mono que algunos todavía llevamos a gala. ¿Por qué pasa eso?

El ser humano es un supuesto ser inteligente que tiene capacidades únicas en comparación con el resto de los seres vivos. Fuera del entorno psicopático, somos capaces de entender lo bueno y lo malo como incluso maneras de vida fácil o difícil. Somos capaces de elegir y de pelear con cualquiera por lo que queremos y la carrera que nos lleva al final de los días nos enseña a reaccionar ante cualquier vicisitud.

Hace mucho tiempo y desde que era semilla de un gran árbol en ciernes, cuide de un bonsái. Manipulé sus ramas, lo podé, lo pincé y en alguna ocasión dañe sus brotes. Día tras día empapaba el terreno sobre el que le había plantado y así poco a poco tras curar muchas de sus crisis que, a modo de heridas reclamaban muchos cuidados, terminaba hablando con él, sintiendo a través de sus formas como su alma se aferraba a aquella maceta con más ganas de vivir de las que yo incluso podría tener.

Quizás la mente del ser humano sea una especie de bonsái creciendo cada día desde el convencimiento de que siempre hay al lado alguien preocupado por esas podas que restañan las heridas, esos pinzados que son las palabras o unas caricias que hacen de tierra mojada.

¡Cuidado! A veces tenemos el cielo abierto para prendidas nuestras raíces, amarrarnos fuerte y dejarnos querer hasta que dentro de mucho tiempo y en el final, poder mirar al bonsái que nos acompañó con una sonrisa que le dijera. "Adiós amigo, a ti también te veré en la siguiente vida".