miércoles, 9 de septiembre de 2015

Ningún Refugiado Sirio en España

Bendita sea la utópica paz que, a través de los sistemas y protocolos por los que se decidió instaurar democracias sobre regímenes totalitarios en esos territorios cuna de la humanidad, nunca llegará.

Occidente se equivocó en generar una revolución democrática de bonito nombre. La Primavera Árabe ha sido uno de los más grande errores que de manera visceral parió el gobierno estadounidense más que apoyado sin publicidad por las alianzas europeas.
Pensar con el corazón es estar a favor de defender la dignidad de cualquier ser humano en cualquier punto del globo. Por tanto, y desde un punto de vista humanitario, también podría defender la acogida de refugiados provenientes de un país que, en materia de refugiados, ya sirvió y sirve en este momento para mal defender la autoestima palestina.
Por tipología, no es Siria un país especial pues el 90 % de los seguidores del Islam son de índole sunnita. Alawitas y chiitas completan la práctica totalidad de la población. Pero es quizás Siria el país que más terrorismo ha generado tanto dentro como fuera de sus fronteras. Sería de locos pensar que la generalidad de la población tiene algo que ver en este tipo de acciones pero, por otra parte, hay que recordar que Monzer Al Kassar, Ghalyoun o el mismísimo precursor del salafismo moderno en España, Mustafá Setmarian, son terroristas de esta nacionalidad y que más o menos claramente están vinculados al clan Asad. Hablar de Siria es hablar de tráfico de armas y blanqueo de capitales. Acordarnos del 11 de marzo en Madrid es pensar en Siria. Terrorismo de estado vinculado en tratos con prácticamente todos los grupos terroristas del mundo. Siria.
Todavía recuerdo que no hace muchos años los Estados Unidos de América caracterizaban y denominaban oficialmente terrorista a cada nacido en este país asiático. Hemos manejado a nuestro antojo dictaduras y dictadores, caracterizándonos por tener de enemigos a quien en el día de ayer fuera nuestro amigo y viceversa. Hoy en día asistimos al gran problema de los asilados sirios, que serán en gran número acogidos en Europa.
Nos hemos equivocado y durante cuatro años hemos consentido una guerra que nos implica a todos. No estoy a favor de que ningún refugiado sirio traspase los límites de nuestras fronteras. Lejos de lo que cualquier pueda pensar, me considero una persona de bien y concienciado con este tipo de problemas. Sin embargo, no es el corazón quien tiene que decidir en estos casos. En estos momentos hay que pensar y tomar decisiones con la cabeza.
En el día de hoy, el primer problema que nace sobre la idea de acoger refugiados del país asiático es la capacidad terrorista enemiga que podemos generar dentro de nuestras fronteras. Los servicios de inteligencia de varios países de la Unión Europea están trabajando en informes que demostrarán cómo, a través de estas políticas humanitarias, se está tratando de colocar en nuestros territorios yihadistas con extensos pasados. Incluso, se organizan y programan grupos en Europa que, en poco más de un año, estarían mecanizados y engrasados para atentar desde dentro y de manera global.
Por otra parte, existe un problema político económico por el que deberíamos anular cualquier maniobra para dar asilo a refugiados sirios. La pobreza en nuestro país es un problema de primer orden y no están cubiertas las necesidades mínimas de todos y cada uno de los españoles.
Quiero incidir en que pensar así debería de ser lo lógico y no por eso nadie deja de ser solidario. El problema sirio es algo que tiene solución. Esta solución debe basarse en la democratización y pacificación del terreno a través de la fuerza militar. Ataques selectivos para abrir paso a una invasión terrestre desde la capacidad que tenemos es lo que ahora toca y, por favor, usemos la lógica porque con ella es con lo que demostraremos conciencia.  

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