jueves, 10 de diciembre de 2015

El mal trato al que fue sometida mi madre fue brutal…Va por ti, Rafa. 2ª Parte

Tenía muchos amigos. Hacer deporte y salir de vez en cuando de fiesta era algo habitual.

Al despertar, en ese momento donde la cordura te destroza el alma, me alegré en el instante que comunicaron que algunos de esos amigos, habían estado a mi lado durante ese tiempo en el que un estado de coma profundo me tenía del todo ausente.

Pasaron los días y jamás olvidaré esa sensación de soledad que me invadía al comprobar que desde el que mis ojos volvieron abrirse, no los volví a ver. Estaba inmóvil, estaba solo y lo peor de todo es que nada tenía remedio.

A partir de ese momento, empecé a reestructurar mi cabeza. Me había convertido en un novato que tenía que gestionar mi propio pensamiento para seguir adelante con una nueva forma de vida. Una forma de vida que no quería. Constantemente recordaba las clases de tenis. Ese deporte que me encantaba y que ahora, como me pasaba con otras tantas y tantas cosas, solo podía practicar en mis sueños. Pasaban los días y poco a poco me fui dando cuenta de que me había convertido en una especie de egoísta que se había olvidado completamente de las personas que tenía al lado. 

Paralelamente, aquel suceso que cambio mi vida unos meses atrás, había sesgado también cualquier futuro de toda la gente que me rodeaba. Ahí empezó realmente el peor momento de mi toda mi existencia.

Siempre he pensado que tenemos el mejor sistema sanitario del mundo. Pero el destino también te puede poner delante de las personas sin corazón que se cargan lo establecido y llegan a alcanzar unos niveles de crueldad que hasta aquel momento, desconocía podían llegar a existir.

El mal trato al que fue sometida mi madre fue brutal. Mi madre solo quería verme salir adelante. Salir adelante sin condiciones y en cualquier circunstancia. Dispuesta a nada más y nada menos que a sacrificar toda su vida por mí, tenía que atender a todos los comentarios con que insensibles personajes de cuento de terror la entretenían constantemente.

Mi madre tenía que firmar un puñetero papel por el que se procedería a la donación de  mis órganos. Hasta ese momento y con veinte años, yo era un chaval muy sano y era evidente que podría salvar muchas vidas. Todos los santos días, una y otra vez tenía que escuchar que no había manera humana de que su hijo pudiera seguir viviendo. Después de aquello y cansada de aquellos equipos médicos pero con más fuerza que nunca, mi madre optó por sentarse a mi lado, cogerme de la mano e irse cuando venían a visitarme.

Todavía esta mañana me he preguntado, ¿Dónde estaría yo ahora mismo, si mi madre hubiera firmado esos papeles? La rabia y la indignación hacia aquellas malas gentes, solo se compensa con el orgullo de saber que tengo la mejor madre del mundo. La que sin descanso, se deja la vida por mi cada día.

Un instante del 19 de febrero de 1995, su vida cambió…Va por ti, Rafa.1ª Parte

Corría ese año cuando la mala suerte y el destino me involucró en un accidente. Un más que desafortunado golpe en la cabeza me destrozó la vida hasta un límite que hoy, después de 20 años, todavía no puedo llegar a entender. Después de 5 meses en coma, abrí los ojos. Lo que si entendí en ese momento es que todo había cambiado y que me esperaba un camino en el que tendría que empezar a encontrarme a mi mismo.

Muchos años me ha costado convencer a Rafa que existen muchas razones por las que hacer partícipe al mundo de su existencia. Hace mucho tiempo que Rafa me da lecciones y me hace pensar que cada día soy más gilipollas. Uno de tantos de los que, tirando de tópicos, nunca valorará lo suficiente la suerte que tiene.

Hace mucho tiempo que conozco a su madre, una mujer que me enseñó que la fuerza no era lo que hasta ese momento entendía como tal, si no que la fuerza es el amor con el que cada día de su vida desde hace mucho tiempo y casi sin acostarse, se levanta de la cama para dar todo lo que tiene a su hijo. El concepto de altruismo, empatía, egoísmo y otros muchos dejan de significar lo que cualquiera de nosotros entiende, cuando conoces a esta mujer que por supuesto siempre adorna lo guapa que es con una sonrisa.

Hace tres o cuatro años, en una tarde de verano Rafa y su madre estaban sentados en la terraza de un bar. Una aparatosa silla de ruedas ocupaba más espacio del previsto. Las sin alcohol encima de la mesa compensaban ese calor del verano de Torrejón de Ardoz.  Antes de que Rafa me llegara a ver desde un lugar abarrotado de gente, emulando a Dios, me puse a dar gritos: “Rafa, levántate y anda”

Con Rafa he aprendido muchas cosas que me ayudan a vivir. Pero también he entendido que las instituciones de este país no nos protegen y que si no eres un ciudadano de primera, estás desprotegido y sin derechos. Rafa tiene mil cosas que contar y más todavía quejas que echar encima de muchas de las personas que han pasado por su vida. Rafa vivió el poco tacto de quien le trató y la despreocupación absoluta de quien se tenía que llamar profesional por sus hechos, además de cobrar por ello.Ni que decir tiene que las ochenta personas que había en ese momento sentadas alrededor de la silla de ruedas con mil botones, sobre la que Rafa se desplaza permanentemente, me miraron y pensaron que yo era cualquier loco sin corazón que no daba más de si mismo. Solamente él y su madre elevaron una carcajada acompañada de la ya manida frase que mi amigo Rafa me planta cada día. ¡ Que Cabrón !

Esta historia se puede plantear de mil formas y maneras. Algo que desde el principio nos pusiera sobre un camino cronológico hasta llegar al día de hoy o más bien, y siendo simpáticos con el significado de la palabra ‘anécdota’ , ir contando sucesos que en forma de desgracias a mis ojos ha ido padeciendo Rafa y su familia. Lo más indignante de todo, es que en la mayoría de las ocasiones y asumiendo lo que la vida les ha deparado, pocas veces ha sido por su culpa.

Poco a poco y según él decida, iremos contando experiencias y anécdotas con el fin de hacer entender que no todos somos iguales.  Al final, lo único que pretendemos es demostrar que la mala suerte no se busca pero el ser humano es capaz de conseguir cualquier cosa que se proponga.

¡ Va por ti, Rafa !