lunes, 17 de abril de 2017

Ayuno Total - 40 Días

El pasado  12 de Abril, se cumplieron cuarenta días desde que empecé un proceso de ayuno radical. Tenía decidido llegar a la típica cuarentena y así lo hice. Transcurrido este tiempo, tengo que decir que he conseguido varias cosas. 


La primera de ellas ha sido emular a los grandes pensadores y médicos de la antigua Grecia, que ya por aquel entonces promovían los efectos terapéuticos del ayuno. Galeno, Sócrates, Platón, Hipócrates eran asiduos de este tipo de terápias, e incluso Pitágoras, exigía a sus estudiantes que ayunasen antes de entrar a sus clases.

Nuestros abuelos griegos, hacía del ayuno un arte de la medicina y sabían que a través de él se revitalizaba y rejuvenecía el cuerpo, a la vez que los beneficios mentales obtenidos no tenían parangón. Como curiosidad, hay que decir que los egipcios aplicaban el ayuno como remedio para la sífilis, que los espartanos entrenaban a sus hijos mediante ayunos o que los Persas solo comían una vez al día. Pero quizás fue Avicena, autor de más de trescientos libros el que más avanzó en este tema, prescribiendo ya por aquel entonces semanas de ayuno a sus pacientes. No somos pioneros en nada. 

Dicho esto, todo esta en los libros, tengo que confesar los beneficios obtenidos hasta el miércoles pasado. Empezando por mi peso, que bajó 21 kilos, con todo lo que eso significa, mi presión arterial se reguló a niveles máximos de 120/80 y la vitalidad que tenía después de pasar casi mil horas sin comer nada, era algo que no se podía explicar. Mentalmente, si bien estaba más lúcido y rápido de lo normal, tampoco me ha llamado excesivamente la atención ningún cambio, y en comparación con los 28 días que mantuve el ayuno el año pasado, no han existido mayores progresos. Creo que hay que ir más allá.

Ahora bien. ¿Qué ha pasado desde que empecé a comer? Pues todo ha sido negativo. La primera noche no dormí absolutamente nada y a la segunda empecé a sufrir esos sueños tan reales que había abandonado justo cuarenta días antes. En ese sentido no he vuelto a levantar cabeza y no se que será de mi estos días. Empezar a comer ha ido unido a un dolor de cabeza permanente, un nerviosismo y estrés que me hacía vulnerable a cualquier cosa y que me ha convertido hasta este momento en una mala compañía. El cansancio es permanente y no puedo apretar fuertemente la mano, pues no tengo fuerzas ni para eso. Y así podría enumerar otros cuantos problemas, incluida alguna patología que nunca he sufrido y que no entiendo que hace aquí. Por lo tanto, aquí se acaba esto y sin más, esta ha sido la experiencia de este año en relación al ayuno y su repercusión en nuestros cuerpos.

Para los incrédulos y demás lumbreras, decir que todos los problemas que tengo ahora se producen por comer y no, por efectos secundarios producidos por el ayuno. ¡Lo sé! No comer implica morirse de inanición, pero no en los plazos que nos cuentan o nos hacen creer. Y ni que decir tiene, que la próxima será mejor y más larga que esta. Un abrazo a todos y gracias por estar ahí.



lunes, 10 de abril de 2017

Trigesimoctavo Día

Después de cinco horas de pasar miedo, por fin me desperté esta mañana. Eran casi las siete y estaba contento porque toda esa realidad, no era tal. Solo había sido un sueño, el sueño de siempre. No entiendo como después de treinta y siete noches de no recibir la más mínima visita, las mismas que días de no comer absolutamente nada, hemos vuelto a las andadas.

Es posible que haya alcanzado parte del punto de conciencia al que quería llegar. Pero todo el sacrificio de este tiempo y tanto interés como he puesto en llegar hasta aquí, tenía como fin conseguir un arma suficientemente potente como para terminar con la guerra que mantengo conmigo mismo, tantas y tantas noches.

¿Qué ha salido mal? Quiero pensar que nada. Hoy es un día relativamente duro, debido a que esta noche me costará mucho cerrar los ojos y dormir y las horas que me quedan hasta saber si a eso de las tres de la mañana estaré solo o tendré que dar más explicaciones a estos históricos, se pasarán nada más que pensando en ese momento.

En algún momento he pensado que le puedo plantar cara a mi mente y salir airoso, pero de momento solo he aprendido una lección. Y es que solo puedo controlar la situación cuando estoy consciente, pero que todo eso que guardamos un poquito más allá, va a seguir decidiendo por sí mismo y que además, los casi cuarenta días de fortalecimiento mental y de entrenamiento para vencer mi miedo, no son suficientes.


Vendrá un trigesimonoveno, que dará paso al tiempo que Pitágoras y otros estuvieron sin comer y de momento e independientemente de los beneficios físicos, tanto empecinamiento y malos ratos, no han servido de absolutamente nada. En estos momentos solo quiero permanecer despierto y comer o no, es algo que me da exactamente igual. ¡Mal día!

Resultado de imagen de el sexto sentido

sábado, 8 de abril de 2017

Ayuno Total - Trigesimoseptimo Día

Después de 37 días o lo que es lo mismo, cuando queda poco para cumplir mil horas sin comer, el esfuerzo ha dejado paso a la costumbre. En estos momentos no hay una sensación de reto, porque cualquier cosa es posible. ¡Estoy aburrido!

¡Pero lo que es peor! Estoy desilusionado por la sencilla razón, de que lo que quería encontrar en este proceso, todavía no ha llegado y me pregunto sobre el tiempo que faltará para que, con la ventaja que en ese camino se obtiene del ayuno, llegue el momento de encontrarme conmigo mismo y responderme a unas cuantas preguntas que tengo pendientes y para eso necesito saber cosas, que en un estado normal son imposibles de recordar. ¡Sin preguntas!

Lo más difícil del mundo, 
es encontrarse a uno mismo.

 








jueves, 6 de abril de 2017

Ayuno Total - Trigesimocuarto Día

120/81 49💚 84,8 K - 6 horas 💤 19,10PM
En un par de horas se cumplen 34 días desde que decidí no comer. Quiero recordar que esta decisión esta basada en el conocimiento que tengo de otras experiencias y sobre todo de la mía propia, en la que conseguí hace poco más de un año, mantenerme sin ingerir alimentos durante 28 días.
De todo el proceso, es este el momento en que mejor me encuentro y si no fuera, vuelvo a repetir, por la lesión medular que me somete a una seria inmovilidad que supero con dolor, que a su vez trato con oxicodona, estaría más contento que un gnomo cuando corretea por el bosque. ¿Por qué los gnomos andan tan contentos por el bosque? Es un mal chiste. 
La tensión arterial lleva cuatro días situada en 120/80, lo que es un éxito después de exactamente 49 días sin el tratamiento que debería de llevar. He perdido 19,2 kilos desde que empecé a bajar peso y tengo que decir que lo que iba a ser un efecto secundario, espero que se convierta en otro de los importantes beneficios que estoy consiguiendo. 
Tengo una exagerada tranquilidad y quitando un tema personal que me tiene bastante agobiado, los demás aspectos de la vida, se ven de una manera muy diferente. Pero me gusta comer y ese disfrute que me estoy negando, se compensa con otras cosas. Cada día que pasa se supera un poco más el reto al que me estoy sometiendo y eso hace que la hipófisis segregue las endorfinas suficientes para compensar la satisfacción culinaria con creces. Por tanto mi sistema nervioso esta muy contento y relajado, lo que hace que mi metabolismo se ralentice y experimente buenas sensaciones.
¿Quiero comer? Si. Y es curioso que cuando mejor estoy es cuando más ganas tengo de comer y menos me preocupe el hacerlo. Sigo cogiendo fuerza y por norma general duermo sin ningún problema, aunque todavía me encuentro mentes incrédulas que creo piensan que soy un mentiroso y como me han llegado a decir, como a escondidas.
Cada vez estoy más de acuerdo con Van Dyke, en esa imbecilidad que se le atribuye en relación a pensar en la felicidad como un sensación que nos llega de lo que somos y no de lo que tenemos. Yo sigo queriendo tener mucho dinero, pero eso no se soluciona dejando de comer.
Si hay algo que en estos momentos tengo es tiempo, así que imagino que mañana celebraremos las 5 semanas juntos otra vez. Un abrazo a todos. 




domingo, 2 de abril de 2017

Ayuno Total - Trigésimo Día

Han pasado ya 30 días de una batalla que tengo perdida de antemano, por la sencilla razón de que ya no hay plazos que superar y eso quiere decir que en cualquier momento volveré a la alimentación normal. Tengo muy presente la cena del día 3 de Marzo. Sabía que desde ese momento en mucho tiempo, no iba a volver a comer nada. Ya han transcurrido 720 horas desde aquellos filetes de pavo a la plancha con ensalada y después de todo un mes, me siento bastante satisfecho.

Podría parecer que las personas que decidimos pasar por este tipo de experiencias, somos unos locos que sin dos dedos de frente, ponemos en peligro nuestra salud. También he sentido que a mi alrededor piensan que estoy en un reto, que más que personal, es una especie de demostración de fuerza de cara a los demás. Y quiero dejar claro, hoy después de 30 días en los que no he ingerido ningún alimento, que este proceso no podría ser posible si no hubiera una razón lo suficientemente importante como para enfrentarnos a nuestro propio motor de vida, que es nuestra mente.


Un mes es un periodo de tiempo en el que suceden muchas cosas. Hay ratos en los que nuestro estado anímico es fenomenal y todo se nos pone de cara, pero por el contrario, también existen momentos o situaciones desagradables, que nos sacan el carácter y nos hacen fumar, si somos fumadores o comer, si esa es nuestra vía de escape. No es fácil conseguir ser determinante en la decisión tomada, cuando esta pasa por no comer absolutamente nada y puedo garantizar que en este mes ha habido ratos de todos los colores. El tiempo ha pasado, pero no ha sido fácil.

No estamos preparados para asistir a este tipo de procesos, ni siquiera como meros espectadores. Me gusta comer y beber como al que más, pero hay un instante en el que el ser humano necesita dejar ciertos placeres de la vida, para autolimentarse desde el control de su propia mente. 

Es mentira que la cabeza nos controla. Nos cuesta dejar de fumar, nos es totalmente imposible dejar de comer, el sexo, el poder, el dinero y tantas cosas con las que hemos ido aprendiendo a saber que es lo que queremos, son los libros sobre los que hemos aprendido. Nuestro cerebro funciona por recuerdos de vivencias y es de esta manera por la que solo lo gratificante resulta, valga la redundancia, grato para nosotros. Lo que quiero decir, es que nuestro cerebro ha aprendido de nosotros mismos y somos solamente nosotros los que podemos seguir educándole para conseguir cualquier cosa que se nos ocurra. 

Dejar de comer un mes es mucho más duro que dejar de fumar o que desengancharse de cualquier tipo de sustancia. Esto es así por la sencilla razón de que no necesitamos nicotina para vivir, pero hemos aprendido que si no comemos nuestro cuerpo se morirá. Y por mucho que cualquier adicto al tabaco piense, que lo suyo es lo peor, ya digo yo que no. ¡Todo es un problema mental!

He pasado un mes complicado. Pero no me refiero a las dificultades obvias que genera el no comer, tanto en el ámbito físico o de simple aburrimiento y aislamiento social. En este caso quiero hacer mención a las personas que me han rodeado, sobre todo a aquellas que dicen que te quieren. Ellas son en muchos casos las, bien entendido, culpables de que en por momentos haya pensado en decidir comer. Es comprensible, ya que el ser humano no entiende más allá de lo que ha aprendido y es por este motivo por el que desde el día tres, siete, doce, quince, veinte y hasta hoy, todos y cada uno de ellos he escuchado la misma frase: Yo creo que ya es suficiente y debes de empezar a comer. Pero ahora me toca a mí: ¿Era suficiente el día tres? ¿El doce? ¿Había que comer a las tres semanas? ¿Por qué hoy me seguís diciendo lo mismo? Tenemos que defender nuestra libertad y la de los demás. Y claro que tenemos que cuidar de todas y cada una de las personas que queremos. Pero hay veces que no sabemos hacerlo y andamos perdidos, haciendo el ridículo y dando bandazos sin saber qué es lo mejor para la persona que tenemos enfrente. Y no me refiero ni mucho menos a mi pareja, porque ella me conoce y sabe que nunca haré una cosa sin que tenga un motivo para ello, teniendo que decir que me ha ayudado desde el primer día, desde la tranquilidad y sabiendo que consigo lo que me propongo. ¡Eres inteligente!

Pero quiero dar un tirón de orejas a todos mis amigos, que desde el puro y absoluto desconocimiento de que es lo que yo quiero, y sin saber los beneficios que estoy obteniendo, tanto se han preocupado por mí. Pero es complicado conocerme y saber como funciona mi mente y más difícil todavía sería conocer mi pasado, para después entender lo malo y lo bueno que he podido hacer en esta vida. ¿De verdad creéis que me voy a dejar morir por inanición? Las cosas son mucho más complicadas. De cualquier manera, os quiero mucho a todos y os doy las gracias de todo corazón, porque aunque fuera mentira también os lo ibais a creer.

También me quiero acordar de mi hermano Federico. Alguien que entendió desde el minuto uno lo que teníamos entre manos y se ha pasado este mes apoyando esta situación y dándome ánimos, los necesitara o no. ¡Eres de lo mejor que me ha pasado en la vida!

Y para terminar, solamente decir que voy a seguir sin comer. ¿Cuánto aguantaré? Ni yo ni nadie, tiene la menor idea, así que no lo intentéis más porque desde el más absoluto cariño que os tengo, no servirá de nada. Es posible que mañana sea el primer día o también es posible que no.

Tenemos que levantar la vista. Así nos daremos cuenta que no estamos en el punto más alto.