lunes, 23 de octubre de 2017

155. La Sociedad Siempre se Equivoca

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En ningún país del mundo que creo conocer, tardarían tanto en quitar las competencias a una parte del territorio alzado en rebelión. Hacer prevalecer la Ley y los Derechos de los ciudadanos, son los dos únicos objetivos que debe de perseguir cualquier gobierno. Cualquier Dirección Política que no cumpla mínimamente esas premisas, se situaría fuera de cualquier orden democrático establecido.

¿Qué pasa con el Gobierno de España? ¿Quién es Mariano Rajoy? ¿Quién es el responsable de tomar decisiones frente a la amenaza independentista? Deberíamos de entender varias cosas. La primera es que la respuesta ante este tipo de situaciones no es fácil, porque el terrorismo catalán que parece tienen en jaque al país, no representa a ninguna nación enemiga, ni tampoco es ninguna amenaza para nuestro territorio. No es fácil, porque no se puede tratar el asunto como una guerra civil. Pero yendo más allá, hay que entender de una vez por todas, que el gobierno popular tiene que defender los intereses de muchos catalanes que no tienen la enfermedad separatista.

Hay que saber, que aunque bueno para uno y malo para otros, Mariano Rajoy no tiene ni la capacidad, ni la responsabilidad de decidir sobre este asunto. Y hay que entender que los gobiernos no funcionan por la decisión de sus cúpulas, si no por las últimas conclusiones sacadas de cientos de reuniones de técnicos, que aciertan más que se equivocan. Y está bien decir, que esas decisiones se toman en función de muchos factores que no nos cuentan unas televisiones infestadas de tertulianos que hablan con términos de final de carrera, con una preparación de educación infantil.

El desarrollo intelectual de cualquier persona, siempre se ve truncado por el borreguil instinto de la muchedumbre. ¿Somos igual que los independentistas?

Cuando el zapato es cómodo, te olvidas del pie. 

El argumento de que la sociedad siempre se equivoca, se basa en una teoría taoísta que podría ser demostrada después de escuchar numerosas citas. Pero quizás la menos comprendida y más a la vez clara de todas, es la que hace referencia al momento en el que nos olvidamos de que tenemos pies.

Tenemos tendencia a pensar que siempre tenemos razón y normalmente no es así. Cualquier premisa sobre la que pensamos están sentadas nuestras bases, casi siempre es falsa. El dinero, la medicina, la amistad o incluso el aire que respiramos, son una realidad que dista mucho lo que realmente son.  Pensamos que es verdad todo lo que nos han contado y deberíamos de valorar que la mayoría de las veces, la única verdad solo está dentro de nosotros. Ahí, muy cerca. En nuestra mente. 

Si preguntamos a cualquiera sobre quién es el precursor de la Teoría de la Relatividad,  ni que decir tiene que la respuesta que encontraremos, será errónea. Y así como en todo, volvemos al argumento principal del texto en el que quiero permitirme explicar, que la sociedad siempre se equivoca. 

Estos días nos hemos convertido en expertos catedráticos de ciencias políticas. Conocemos la Constitución al dedillo, cuando jamás la hemos leído. Sabemos lo que hay que hacer con Puigdemont, Junqueras y Forcadell, sin entender que es exactamente un Parlamento, ni porqué está ahí. Criticamos a los jueces, sin conocer en que se basa la instrucción de un proceso judicial. Así sucesivamente podríamos poner mil ejemplos que demostrarían que vivimos en una sociedad llena de imbéciles. Es decir, una sociedad totalmente normal y con grandes carencias en todos los ámbitos culturales, pero que conoce y recuerda la alineación de cualquier equipo de fútbol de los años 40.

Hoy hablamos de 155, como podríamos hacerlo de 444 o de 1356. Nos han dicho que esa parte de la Constitución es la que hay que aplicar para salir del atolladero catalán. He llegado a escuchar opiniones sobre la obligatoriedad que ese artículo impone sobre la convocatoria de elecciones y lo que es mucho mejor, sobre las dos únicas opciones que tiene el gobierno para colocar una Dirección  de turno. Es decir, que la cultura política de este país está anclada en los primeros tiempos del mesozoico. 

Lo cierto es que personalmente podemos querer muchas cosas. De esta manera y si alguien me pidiera mi opinión sobre este conflicto, se sorprendería de pensar lo radical que soy y de la cantidad de tanques que me habrían hecho falta para solucionar el tema, ya que solo las penas de muerte, serían superiores en número. Pero no se trata de lo que queremos, si no de pensar que cualquier Estado de Derecho, tiene sus propios cauces para solucionar cualquier amenaza, ya sea esta interna o externa. 

martes, 10 de octubre de 2017

Bet365 - Declaración de Independencia de Cataluña

¿Será o no, capaz Puigdemont de declarar a Cataluña independiente?

Estoy como loco buscando una casa de apuestas que de la opción de jugarse el dinero en esta cuestión. En mi opinión, que en este caso no está basada en ninguna información privilegiada ni nada que se le parezca, porque es obvio que solo cuatro miñocas catalanes, saben lo que pasará a partir de las seis de la tarde en el Parlament, creo que por supuesto y tras el discurso propio de unos terroristas, habrá declaración de independencia.

¿Por qué pienso así? En primer lugar, porque a ningún loco le da por trabajar. Y ya sea en una u otra dirección, todos estos personajillos, Puigdemont, Forcadell, Junqueras, junto a los antisistema españoles, deben y tienen que seguir viviendo del cuento que Pujol les empezó a contar hace muchos años y al que les toca escribir su final.  

Pero quizás y esto lo digo en el contexto de la ironía, el “fueron felices y comieron perdices” que estos descastados podrían esperar hace unos años, ya se ha truncado y ahora solo les queda seguir hacia delante, sabiendo que lo normal, sería acabar con sus huesos en cualquier centro penitenciario.

Apuesto por que en pocas horas, asistiremos a una declaración de independencia unilateral, por la sencilla razón que no les queda otra vía, porque cualquier otra cuestión sería acelerar el hundimiento de todos los partidos que se representan en esta locura de independentismo, incluido Podemos. 

Puigdemont está obligado a condenarse eternamente, a humillarse ante toda la nación y forzar esa segunda amarilla que le expulsará del circo que él mismo contribuyó a montar.

Este proceso se acaba. Hoy se produce un punto de inflexión en la historia del terrorismo catalán. Un terrorismo que como todos, solo tiene como finalidad, el enriquecimiento de unos pocos a costa de víctimas que sin comerlo ni beberlo se ven sacrificadas.

Solo queda esperar que antes, durante y tras los sucesos que se producirán en el día de hoy, el ya en el punto de mira cuerpo de Mossos, haga caso omiso a las directrices políticas que han terminado con él para siempre y que como personas y solamente dentro de ese ámbito, abandonen el servicio y se pongan a disposición del Ministerio del Interior. Espero que la población, e independientemente de las ideas de cada uno, sepa discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo blanco y lo negro, entre quien es  en este caso Dios y quien el Diablo.


No hay mucho más que decir, no hay mucho más que hablar. La situación no ha sido fácil para el gobierno de turno. No ha sido fácil para la Casa Real. No ha sido fácil para nadie. Esta tarde y desde mi casa, seguiré con interés lo que en mi opinión entiendo que tiene que pasar, como un mero espectador y ni que decir tiene que solo deseo lo mejor para mi país y para todos aquellos que han demostrado que Cataluña es España.

miércoles, 4 de octubre de 2017

El Sexo de Puigdemont


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¡Qué suerte tenemos!

Vivimos un momento histórico. Unos segundos prodigiosos en esa infinita línea que dibuja la historia. Si no me equivoco, fueron los griegos de Tasos quienes protagonizaron la primera rebelión de la que se ha escrito lo suficiente para poder recordarla en estos días. Y no me equivoco porque en mi casa hay muchos libros de historia.

Hace muchos siglos y curiosamente por motivos económicos, como ahora sucede con los secesionistas catalanes, la isla de Tasos se rebeló contra Atenas. El oro fue el culpable, ya que ese territorio, estaba provisto de un rico yacimiento que todos querían ordeñar. Profundizando un poco más, es incluso probable y según las malas lenguas, que aquel movimiento político-económico fuera participado en sus principios por los propios atenienses, debido a un conflicto interno entre los tasios y los pueblos vecinos. ¿Nos suena?

Pasados unos siglos y por recordar la época romana, me acuerdo de un Puigdemont llamado Carausio. Pobre de solemnidad en sus orígenes, supo trepar lo suficiente en el ejército para obtener el mando de un navío de la Classis Britannica. Posteriormente e influenciado por los terroristas de turno, se asoció a los piratas, se hizo rico y tuvo el valor de enfrentarse a Maximiano declarando la independencia unilateral de Britania. Todos conocemos el final de esta historia, en la que Carausio fue asesinado por un segundón Junqueras llamado Alecto, siendo este a su vez, aniquilado por el Imperio.  ¿Más o menos?

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Jonia, Espadán, la misma Cataluña en 1640, los irlandeses del XVIII, un movido final del siglo XIX en Ásia, México, Argentina y así tantas y tantas rebeliones, exitosas pocas, que nos pueden servir de nexo para entender que puede pasar con el actual independentismo catalán.

Lo que en mi opinión va a suceder, es absolutamente nada.  O mejor dicho, nada que sea digno de recordar en el sentido de que se produzca algún tipo de cambio de control por el territorio catalán. Quien conoce a Puigdemont de sus tiempos gerundenses, le recuerda como un politiquillo de poca monta y cobarde que desde sus primeros pasos se declaró independentista por instinto. Por instinto o por dinero, pero incapaz de hacerse responsable de la pena de cárcel que tendría que cumplir si se moviera un poquito más allá.

Al final todo es más de lo mismo. Argumentamos ideales cuando lo que queremos es llevarnos buenos réditos a casa, haciendo lo menos posible. Creamos movimientos que terminan en organizaciones no gubernamentales, que se cuentan por millones y que solo sirven para robar. Incluyo a la Cruz Roja, Adena o la mismísima Greenpeace. ¡Ahí queda eso!

El independentismo catalán es un movimiento reaccionario que solo busca el enriquecimiento personal de unos cuantos radicales de izquierdas, que bajo las ordenes de los grupos anticapitalistas de Seattle, reivindican únicamente mantener sus cuentas bien nutridas.

Da igual remontarse 2500 años atrás o mirar los disturbios ocasionados por los rebeldes catalanes, para entender que todo en esta vida se mueve por sexo y dinero.  ¿A qué lo del sexo no lo esperabais?

Bona Nit.